Caracas, 03-10-2016
Más vale una paz relativa que una guerra
ganada.
“… Si Colombia dice ‘No’, daría la impresión
de ser un pueblo esquizofrénico que se aferra a la guerra como forma de vida.
América Latina difícilmente lo entendería y sería una frustración para lo mejor
de Colombia…”
Pepe Mujica - Expresidente Uruguayo
24 de septiembre de 2016
Hace
ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas Alicia se
metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en
nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse
a la ventana.[1]
Aun cuando nos parezca
increíble, por lo pronto, resulta necesario aplazar el mensaje a “Mauricio
Babilonia”[2], lanzado por ‘Timochenko’[3] porque parece que aún no ha llegado el momento
de soltar las mariposas amarillas, en colombia. Aún no…
La victoria del ”No” en el
plebiscito por la paz en Colombia creo, que tomó a todos por sorpresa,
considero que la alegría es saludable para el cuerpo, pero la tristeza nos
permite desarrollar los poderes del espíritu y la constancia del ser.
Empecemos con un pequeño
análisis de la coyuntura. Juan Manuel Santos se la jugó completamente por la
paz, convirtió al proceso en su principal caballo de batalla y ha dedicado sus
mayores esfuerzos a alcanzarla. Pero su gobierno es impopular y su coalición
política se encuentra fragmentada. Y esa fragmentación pasó su cuenta de cobro
en esta elección. Al menos dos grandes bandos de la coalición presidencial
pujan por suceder a Santos en 2018. Esta segmentación pasó una cuenta de cobro a
los promotores del “Sí” que hoy deberían lamentar. Esto nos lleva a una gran
reflexión: La necesidad de una unidad que debemos construir de manera
consciente en nuestra revolución bolivariana, pero esta unidad como fenómeno
complejo no presume que haya unanimidad de criterios, lo que si supone es la
definición de unos preceptos básicos que nos permiten dejar claro porque es
necesario estar unidos.
Pero la historia sería
incompleta si no analizáramos las causas estructurales detrás de esta victoria.
Históricamente, por lo menos desde que existe el conflicto armado actual,
Colombia ha sido un país predominantemente de derecha. Polarizado entre
liberales y conservadores, pero predominantemente de derecha, gobernado por la
oligarquía. Con contadas excepciones, la izquierda nunca ha llegado al poder.
Por supuesto, nunca ha ocupado la presidencia. Y de hecho, cuando ha intentado
llegar al poder, los niveles de violencia se han disparado de manera alarmante.
Incluso, cuando nació (1982-1986) La Unión Patriótica (UP) a
través de un proceso de paz que adelantó la guerrilla de las FARC con el
presidente Belisario Betancur su integrantes fueron aniquilado y sus seguidores
perseguidos.[4]
La historia de la
izquierda en Colombia ha estado siempre enmarcada por la exclusión del espectro
político tradicional, por las elites que ostentan el poder. Su origen es paralelo
con los procesos sociales intensos que vivió el país desde 1920, Por
otra parte debemos reconocer que; la campaña del “No”, para bien o para mal,
fue exitosa. Liderada por el expresidente Uribe y el antiguo procurador
Alejandro Ordoñez, esta facción de la derecha colombiana logró sembrar en una
buena proporción del electorado sentimientos de miedo hacia el proceso de Paz.
Invocando la inminente llegada del Castro-Chavismo comunista (come niños) al
país en caso de ganar el “Sí”. Acusando al acuerdo de atentar en contra de los
valores más profundos de la familia y la infancia, por privilegiar los derechos
de los homosexuales, crear incertidumbre en materia de narcotráfico, al no proponer
una estrategia clara contra este flagelo; además surgió desacuerdo en materia
de tierras, al sugerir que el pacto implicaría la expropiación de terrenos
legalmente adquiridos. Y así sucedió con otros temas… Se usaron pocas verdades,
medias verdades y muchas mentiras, pero la estrategia funcionó. Estos
argumentos calaron en un importante segmento de la población. Y aquí nos
debemos ver reflejado en lo que sucedió en Venezuela con la reforma
constitucional y las elecciones parlamentarias, al enemigo no se le debe
subestimar.
Un dato que seguramente dará
de qué hablar es que: justo en los lugares más golpeados por la violencia, el “Sí”
ganó con contundencia, por otra parte, a pesar del llamado del papa Francisco,
jugando en público y en privado por la solución negociada de la paz, la Iglesia
católica colombiana siempre fue reacia a tomar partido por el “Sí”, más bien
entro en evidente contradicción con los lineamientos del sumo pontífice, en la
misma medida en que resultó ganador el “No” la mayoría de la estructura
jerárquica de la Iglesia católica colombiana,
aunque apartada del Papa, consideraron el “No” como un triunfo porque
que estaban en juego sus privilegios.
¿Y ahora qué? El camino por
recorrer es incierto. La situación es incluso más compleja cuando no hay un
claro ganador de la confrontación, consideramos que hoy cobra más vigencia la
propuesta que surgiera en el seno del CONCEJO
PATRIÓTICO DE PARTIDOS POLÍTICO DEL GRAN POLO PATRIÓTICO SIMÓN BOLÍVAR; la
necesidad de convocar a un PROCESO
POPULAR CONSTITUYENTE “INDOAMERICANO” EN NUESTRA ANMERICA.
El “No” en Colombia es el
triunfo momentáneo de la oligarquía y de Estados Unidos, pero nuestra América
sigue resistiendo y el pueblo colombiano no es la excepción, aun con las
puñaladas que por la espalda están acostumbrados a propinar los lacayos a la
Patria Grande, una más no nos doblegara. La Paz en Colombia y en cada rincón de nuestra
América llegara. Por nuestros muertos, por nuestro mártires, por la infancia,
por los campos verdes que florearán en las laderas, Desde la patria de Chávez y Bolívar, un abrazo lleno de amor al pueblo
colombiano, a quienes han luchado por esta Paz y a quienes la han llorado y
añorado.
Ramses Augusto Reyes
Secretario General Nacional
Corrientes Revolucionarias Venezolanas
[1]Eduardo
Galeano, Patas arriba.
[2]
Personaje de la novela “Cien Años de Soledad” del fallecido Nobel colombiano
Gabriel García Márquez.
[3]
Palabras de Rodrigo Londoño “Se acabó
la guerra. Díganle a Mauricio Babilonia que ya puede soltar las mariposas
amarillas”,
[4]Se
desconoce la cifra total de militantes o simpatizantes de la Unión Patriótica
que fueron asesinados, pero cálculos parciales estiman que pudieron ser unos
3,500 y un buen número de desaparecidos.
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