ESCRITOS Y REFLEXIONES


LA IGLESIA Y EL SOCIALISMO DE JESÚS


                                              “¿Fue Jesús un socialista?
                                Claro que sí, el más grande de la historia”.
                                                             Hugo Chávez

Por: Ramses A. Reyes

Creo que fui educado como católico, pero no creo en iglesias,  no creo preciso hacer la señal de la cruz y mucho menos solicitarle la bendición a un cura, no voy a procesiones a pagar promesas, no hago poses fingidas de santificación, aunque reconozco que creo en Santa Barbará (a mi forma), se puede decir que soy agnóstico, trato de ser considerado y respetuoso en las cosas de religión y la fe.  No me gusta discutir esto con nadie, aunque si me lo pregunta fijo mi punto de vista al respecto.  No le impongo a mis hijos mis creencias, a quienes si bautice y confirme, muy poco voy a misa o a velorio, aguanto silencioso los reclamos de mi mujer cuando rezongo por sermones y oraciones  a mi entender bobaliconas y estúpidas. En asuntos religiosos en nada creo y en nada dejo de creer, Trato de ser libre pensador de mi fe (a veces muy mal entendida y muchas veces menos compartida) Dicho todo esto considero que el estado como personificación institucional de la nación, debe ser aconfesional o sea que debe estar separado de la iglesia.

Antes de entrar en materia quiero fijar mi posición en cuanto a una gran aberración que viene sucediendo en las iglesias: los escándalos por abusos sexuales a menores por clérigos, curas o que se yo, lo cual lleva a que se plantea el tema del celibato obligatorio. ¿Que si el mismo es culpable o no? de lo que pasa, yo no creo que exista una relación de causa y efecto concluyente en todos los casos, pero sí creo que muchos célibes optaron por ese refugio, para ocultar y no saber controlar su homosexualidad, un buen numero se escondieron en el regazo de la comunidad eclesiástica para sus tropelías y lo peor es que esta lo permitió.

Acaso, Jesús de los evangelios no abordaba el tema como uno más dentro de la naturaleza del ser humano, en las antípodas de los escribas y fariseos hipócritas y de los sacerdotes,  blanqueados por fuera pero llenos de inmundicia por dentro. En parte considero, que el problema proviene del terror imbuido en sus mentes por una moral que nada tiene que ver con la persona y el mensaje real de Jesús.

Bueno entrando en materia:

Se trata de una discusión que planteo el presidente eterno y líder de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez, en el 2007 con miembros de la alta jerarquía de la Iglesia Católica y con algunos teólogos y politólogos que le sirven, o que la representa o dice representarla, esta discusión se produce en el contexto del llamado socialismo del siglo XXI, y se centra en definir si Jesús el de los evangelios fue o no socialista. Además, saber si la figura y el pensamiento del mismo pueden o no ser empleado dentro del socialismo del siglo XXI.

De entrada debo recordar que esta discusión sobre el real o supuesto socialismo de Jesús no es nada nueva, eso fue planteado  en Europa en las últimas décadas del siglo XIX,

Por otra parte quiero aclarar que siempre me he referido al Jesús de los evangelios y no simplemente a Jesús. Esta distinción no es casual, y lo hago porque hablo del Jesús, que los textos evangélicos nos describen y no de un personaje real que hubiera dejado o escrito sus discursos o algún texto, lo primero que quiero aclarar es que Jesús es un personaje literario, no un personaje histórico, esto con mucho respeto y no pretendo herir susceptibilidades.

Lo cierto es que del Jesús histórico sabemos muy poco, por no decir nada, porque no dejo ninguna huella en ninguno de los escritores e historiadores de su época, ni judíos ni romanos,   y de él solo podemos suponer que fueron muy pocos pensamientos y dicho que lograron sobrevivir, a no ser lo que posteriormente señalaron sus discípulos y seguidores, pero muchísimo después para ser incorporados a los textos evangélicos “enriquecidos” por numerosas manipulaciones de variadas procedencias, así pues, la única fuente que habla de Jesús son los Evangelios, y cabe señalar que son textos tardíos, aunque la iglesia trata de hacerlos pasar por tempranos y atribuírselos a apóstoles o discípulos de Jesús. Digo esto para dejar las cosas claras, para poder aplicar un sano criterio, que es lo que cuenta para cualquier análisis serio.

Si causa algarabía conjeturar a un Jesús socialista, ¿por qué no lo es, entonces, sindicarlo e implicarlo con la cultura y la ética capitalista? Si es un escándalo inscribir a Jesús con el eterno rebelde, ¿por qué no lo es, en cambio, asociarlo a los intereses de los continuos imperios —excluyendo el más antiguo imperio romano—? Aquellos que no discuten la sacralidad del capitalismo son, en gran número, fervientes seguidores de Jesús. Mejor dicho, de una imagen exclusiva y beneficiosa de Jesús. En ciertos casos no sólo son seguidores de su palabra, sino administradores de su mensaje.

Empiezo por señalar que el cristianismo de Jesús, no es el mismo cristianismo ejercido en el Imperio romano en su decadencia, ni es el mismo cristianismo practicado por “Su santidad”  allá desde su bunker del Vaticano. Este Cristianismo efectuado por la santa Iglesia católica, apostólica y romana, nada tiene que ver con el pensamiento del Cristo original. Jesús no fundó ninguna Iglesia, y es mentira que se la mandó a fundar a Pedro, es todo una falsa de lo que realmente Jesús dijo e hizo.

Con el riesgo de que me acusen de blasfemó y loco si me apuran, afirmo que el Cristo original fue el primer Socialista, aun sin que hubiese aparecido el Socialismo como sistema político de liberación definitiva de la Especie Humana.

La aseveración de que Jesús fue socialista, aún sin existir la palabra y su teoría revolucionaria, y científica, para mi es perfecta razonable: Jesús multiplicó los panes y el vino para que nadie tuviese hambre, y esa es una señal de igualdad popular, es decir de lógica socialista. Cristo mostró su predilección por los pobres, por los explotados de este mundo, lo cual indica que estaba interesado en acabar con la explotación del hombre por el hombre, y ese también es un principio esencial del Socialismo. Me parece tan tonto el argumento de algunos al señalar que Jesús no fue socialista porque en ese tiempo no existía esa palabra o doctrina política, es como decir que el océano no existía hasta que alguien llamo a este por su nombre.

Tienen razón los conservadores: es una simplificación de reducir a Jesús a su dimensión política. Pero esta razón se convierte en manipulación cuando se niega de plano cualquier valor político en su acción, al mismo tiempo que se usa su imagen y se invocan sus valores para justificar una determinada política. Es política negar la política en cualquier iglesia. Es política presumir de neutralidad política. No es neutral un observador que presencia pasivo la tortura o la violación de otra persona. Menos neutral es aquel que ni siquiera quiere mirar y da vuelta la cabeza para rezar. Porque si el que calla otorga, el indiferente legitima.

Es política la confirmación de un statu quo que beneficia a una clase social y mantiene sumergidas otras. Acaso no es político el sermón que favorece el poder del hombre y mantiene bajo su voluntad y conveniencia a la mujer. Es terriblemente política la sola mención de Jesús o de Mahoma antes, durante y después de justificar una guerra, una matanza, una dictadura, el exterminio de un pueblo o de un solo individuo.

Lamentablemente, aunque la política no lo es todo,  si todo es política. Por lo cual, una de las políticas más hipócritas es afirmar que existe alguna acción social en este mundo que pueda ser apolítica.
Existe un factor  político en la muerte de Jesús, que su muerte estuviese contaminada de política no desmerece su valor religioso sino todo lo contrario. Si el hijo de Dios bajó al mundo imperfecto de los hombres y se sumergió en una sociedad concreta, una sociedad oprimida, adquiriendo todas las limitaciones humanas, ¿por qué habría de hacerlo ignorando uno de los factores principales de esa sociedad que era, precisamente, un factor político de resistencia?

¿Por qué Jesús nació en un hogar pobre y de escasa gravitación religiosa? ¿Por qué no nació en el hogar de un rico y culto fariseo? ¿Por qué vivió casi toda su vida en un pueblito periférico, como lo era Nazareth, y no en la capital del imperio romano o en la capital religiosa, Jerusalén? ¿Por qué fue hasta Jerusalén, centro del poder político de entonces, a molestar, a desafiar al poder en nombre de la salvación y la dignidad humana más universal? Como diría un xenófobo de hoy: si no le gustaba el orden de las cosas en el centro del mundo, no debió dirigirse allí a molestar.

Recordemos que no fueron los judíos quienes mataron a Jesús sino los romanos. Aquellos romanos que nada tienen que ver con los actuales habitantes de Italia, aparte del nombre. Alguien podría argumentar que los judíos lo condenaron por razones religiosas. No digo que las razones religiosas no existieran, sino que éstas no excluyen otras razones políticas: la clase alta judía, como casi todas las clases altas de los pueblos dominados por los imperios ajenos, se encontraba en una relación de privilegio que las conducía a una diplomacia complaciente con el imperio romano. Así también ocurrió en América, en tiempos de la conquista. Los romanos, en cambio, no tenían ninguna razón religiosa para sacarse de encima el problema de aquel rebelde de Nazareth. Sus razones eran, eminentemente, políticas: Jesús representaba una grave amenaza al pacífico orden establecido por el imperio.

Ahora, si vamos a discutir las opciones políticas de Jesús, podríamos referirnos a los textos canonizados después del concilio de Nicea, casi trescientos años después de su muerte. El resultado teológico y político de este concilio fundacional podría ser cuestionable. Es decir, si la vida de Jesús se desarrolló en el conflicto contra el poder político de su tiempo, si los escritores de los Evangelios, algo posteriores, sufrieron de persecuciones semejantes, no podemos decir lo mismo de aquellos religiosos que se reunieron en el año 325 por orden de un emperador, Constantino, que buscaba estabilizar y unificar su imperio, sin por ello dejar de lado otros recursos, como el asesinato de sus adversarios políticos.

Supongamos que todo esto no importa. Además hay puntos muy discutibles. Tomemos los hechos de los documentos religiosos que nos quedaron a partir de ese momento histórico. ¿Qué vemos allí?

El hijo de Dios naciendo en un establo de animales. El hijo de Dios trabajando en la modesta carpintería de su padre. El hijo de Dios rodeado de pobres, de mujeres de mala reputación, de enfermos, de seres marginados de todo tipo. El hijo de Dios expulsando a los mercaderes del templo. El hijo de Dios afirmando que más fácil sería para un camello pasar por el ojo de una aguja que un rico subiese al reino de los cielos El hijo de Dios cuestionando, negando el pretendido nacionalismo de Dios. El hijo de Dios superando leyes antiguas y crueles, como la pena de muerte a pedradas de una mujer adúltera. El hijo de Dios separando los asuntos del César de los asuntos de su Padre. El hijo de Dios valorando la moneda de una viuda sobre las clásicas donaciones de ricos y famosos. El hijo de Dios condenando el orgullo religioso, la ostentación económica y moral de los hombres. El hijo de Dios entrando en Jerusalén sobre un humilde burro. El hijo de Dios enfrentándose al poder religioso y político, a los fariseos de la Ley y a los infiernos imperiales del momento. El hijo de Dios difamado y humillado, muriendo bajo tortura militar, rodeado de pocos seguidores, mujeres en su mayoría. El hijo de Dios haciendo una incuestionable opción por los pobres, por los débiles y marginados por el poder, por la universalización de la condición humana, tanto en la tierra como en el cielo.

Difícil perfil para un capitalista que dedica seis días de la semana a la acumulación de dinero y medio día a lavar su conciencia en la iglesia; que ejercita una extraña compasión (tan diferente a la solidaridad) que consiste en ayudar al mundo imponiéndole sus razones por las buenas o por las malas.

Aunque Jesús el del evangelio, sea hoy la principal herramienta de los conservadores que se enganchan al poder, todavía es difícil sustentar que no fuera un revolucionario. Precisamente no murió por haber sido servicial con el poder político de turno. El poder no mata ni tortura a sus adulones; los premia. Queda para los otros el premio mayor: la dignidad. Y creo que pocas figuras insisto "bibliográfica", enseña más dignidad y compromiso con la humanidad que Jesús el de los evangelios, a quien un día habrá que descolgar de la cruz y ponerlo a trajinar con los pobres de la tierra.

Soy socialista porque creo en tres valores fundamentales: Justicia social, lucha contra la desigualdad y sobre todo creo en la libertad.

Y creo que esos son también los valores que Jesús predicaba.

Ya para terminar hay algo muy importante, el problema de lo que haya sido o podido ser Jesús, eso no debe tener mayor relevancia, de eso no puede depender nuestra firme decisión de ser socialista o de luchar por una sociedad socialista, ademas estoy convencido que si el estuviera vivo, seria BOLIVARIANOCHAVISTA Y GUEVARISTA.


1 comentario:

Unknown dijo...
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