martes, 13 de septiembre de 2016

PODER POPULAR COMO SUJETO HISTORICO

 





  IDEAS PARA LA DISCUSIÓN



  Cs, 12-09-2016
PODER POPULAR COMO SUJETO HISTÓRICO DE LA REVOLUCION BOLIVARIANA.

Desde principios del presente siglo XXI, especialmente en Venezuela y nuestro continente Latinoamericano, se hace necesario resignificar categorías que ofrezcan elementos explicativos sobre la complejidad y la diversidad de nuestro proceso. Tal es el caso de la concepción sobre el sujeto histórico. 
Algunos conceptos social-políticos, como el de sujeto histórico, adquieren un nuevo significado, se vuelven inútiles o pierden importancia, porque son productos históricos y en ese sentido están sometidos a la dialéctica de la realidad. Sin embargo, partimos del reconocimiento de que esta, como otras categorías del marxismo no fue creada por generación espontánea, son el resultado de una acumulación deliberada y autoconsciente del conocimiento que Marx supo sintetizar creadoramente, a partir de la práctica. Entonces, si estamos de acuerdo con esta formulación y posición de principios teóricos, lo que realmente importa en este caso, es demostrar no su inoperancia como concepto, sino poder llenarlo de nuevos contenidos y significados; no sin tener en cuenta que para muchos de los actuales pensadores en nuestro continente, incluso desde distintas posiciones revolucionarias y no revolucionarias, consideran que la concepción sobre el sujeto histórico es parte del basurero de la historia.

Los estudios sobre el sujeto histórico, como problemática teórica, han ocupado un lugar importante en los más diversos sistemas de pensamiento, así como el tratamiento estructural y particular de la diversidad de sujetos que interactúan y hacen posible la existencia de una sociedad concreta y de la sociedad en general. Los enfoques del tratamiento del tema también se han revelado desde diferentes ángulos y latitudes, desde distintas posiciones filosóficas e ideológicas. Los avances de la teoría social contemporánea en este ámbito ofrecen un marco epistemológico que facilita asumir el estudio del sujeto histórico, libre tanto del reduccionismo en cualquiera de sus variantes como del subjetivismo.

La identificación mecánica, atemporal del sujeto histórico consideramos, representa una dogmatización del pensamiento revolucionario. 

En política, los movimientos sociales han sido los actores principales de los procesos de cambio desde la década de los 90, hasta el siglo XXI. Su trabajo se ha dirigido a construir un sujeto histórico involucrado en la comprensión y transformación de la sociedad a la que pertenecen. Quienes venimos de los movimientos sociales hemos coincidido en diferentes espacios de formación: calles, aulas de clase, reuniones, conferencias, talleres incluso en la Asamblea Nacional. Desde esos escenarios hemos ido construyendo el concepto del PODER POPULAR como sujeto histórico.

Para identificar el sujeto histórico es importante definir qué queremos, adónde queremos llegar, qué pretendemos hacer, qué queremos transformar y con qué intensidad se dará esa transformación.

Si bien, la Historia es todo lo que los hombres hemos realizado, pensado e incluso imaginado en un tiempo y espacio determinado, utilizamos el concepto de hecho histórico para distinguir el suceso en sí mismo de aquél que es relevante para la comprensión del pasado.

Por otra parte, el sujeto histórico es un concepto que define a un ente social que es capaz de transformar su realidad y con ello generar historia.
Los hechos históricos nunca suceden en el vacío, siempre están situados en un tiempo (cuándo) y un espacio (dónde). A estas coordenadas podríamos añadir una tercera: los protagonistas o sujetos del hecho (quiénes). Si tratáramos de representar esto en un esquema podría verse en tres vértices así:



Siendo el sujeto histórico la tercera coordenada del hecho histórico. Es una coordenada muy importante pues no hay historia que no haya sido protagonizada por seres humanos y que no haya influido en ellos. En este sentido la noción de sujeto histórico define dos aspectos diferentes, pero complementarios, de la relación que los seres humanos tienen con la historia.

En primer lugar: por “sujeto histórico” entendemos a los protagonistas de la historia, al quién o al quiénes hacen la historia. En principio, podríamos decir que la historia la hacen todos los seres humanos en su acontecer cotidiano. Sin embargo, también debemos considerar que existe una dimensión teórica e interpretativa en el modo como se concibe al “sujeto histórico”. Así, la respuesta que se da a la pregunta sobre quién o quiénes hacen la historia suele variar dependiendo del proceso histórico que se estudie, así como del punto de vista que se adopta.

·        Desde otra perspectiva tradicional, como la del positivismo, la historia la hacen las grandes personalidades (líderes, héroes, caudillos, reyes, etcétera), o bien las minorías “selectas”, aquellas que se consideran con capacidades especiales para influir en la marcha de los acontecimientos.

·      La visión tradicional contrasta con la del materialismo histórico y otras corrientes historiográficas influidas por el pensamiento marxista.

·    En segundo lugar: la noción de sujeto histórico se refiere a quienes reciben la historia. En ese sentido, todos somos sujetos históricos porque la historia incide en las sociedades del presente y, por ser miembros de esas sociedades, la historia nos determina de muchas maneras: heredamos problemas que vienen del pasado, formas de pensamiento, desarrollos científicos y tecnológicos, rasgos culturales, tradiciones y costumbres, así como formas de organización política, económica y social que definen nuestra identidad y nuestra vida en comunidad.


Interpretaciones del Sujeto Histórico


·    Para la interpretación tradicionalista: el hombre individual es el sujeto histórico, entonces los individuos relevantes o destacados por distintos motivos son los que hacen la historia, siendo esta el registro de los hechos memorables de grandes hombres o héroes. Esta es la manera más habitual de escribir la historia desde la Antigüedad.

·        Para la interpretación institucionalista, son las instituciones (creación humana pero superadoras del hombre individual al que sobreviven) las verdaderas protagonistas de la Historia, y así sería el Imperio romano, la Monarquía feudal, la Monarquía absoluta o el Estado liberal los protagonistas de cada fase de la historia.
·    La interpretación marxista encuentra el sujeto histórico en las clases sociales, definidas por sus intereses económicos, relacionadas por los modos de producción y las relaciones de poder (ideología y superestructura), constituyendo el conjunto de todo ello la formación social histórica de cada momento y lugar.
·        La interpretación libertaria encuentra los sujetos históricos en los sectores sociales definidos por su función en torno al poder político, entendido este último como el dominio por la fuerza o conquista de un grupo (ej. el Estado o poder público) sobre otro grupo dedicado a actividades de naturaleza voluntaria (ej. sociedad civil, sector privado) ,1 a partir de lo cual se generan relaciones económicas e ideológicas, de convergencia o de tensión, entre otros aspectos.
·    Para la interpretación providencialista únicamente Dios es el protagonista de la Historia y su verdadero sujeto, porque todo lo que ocurre entra dentro de su plan para la salvación del hombre, que más que ser sujeto es instrumento en las manos de Dios. Cualquier interpretación que ponga fuera del hombre el protagonismo puede compararse al providencialismo, sólo con ver la Nación o la Raza como el sujeto histórico que por sí mismo está fuera de la historia (es inmutable), pero que utiliza como instrumento a los seres humanos reales en una especie de misión trascendental (unidad de destino en lo universal).


EL PLANTEAMIENTO HISTORIOGRÁFICA QUE SUSCRIBIMOS

Desde CORRIENTES REVOLUCIONARIAS VENEZOLANAS C.R.V sostenemos que, dado que la historia se refiere a hechos colectivos, son los pueblos los que en sus distintos aportes protagonizan la historia. Esta a su vez no es la de uno, dos o tres personajes, por muy famosos que estos sean; y por mucho que hayan aportado en la conformación de la sociedad; es la historia del pueblo en su contenido de Poder Popular, como colectivo que construye como sujeto el hecho histórico: no la vida de alguien en singular, sino la vida que hemos construido todos y todas en plural.
No obstante, es necesario decantar este asunto con sumo cuidado. En efecto, el Poder popular como un todo es y ha sido una unidad contradictoria. Cuando nos referimos al Poder Popular dentro de la historia plural no es meter a todo el mundo en el mismo saco; si se hiciera esto consideramos, se estaría cayendo en una de las trampas mejor diseñadas por quienes detentan y han detentado tradicionalmente el poder.

Planteamos al Poder Popular como sujeto histórico no porque tenga que actuar normalmente en conjunto, sino porque sus actuaciones deben tener consecuencias colectivas; es por ello que no todo el mundo es sujeto, aunque todos seamos actores. Cualquier ser humano, por el solo hecho de haber nacido, ya es un actor: pasamos a formar parte de las estadísticas, debemos ser tomados en cuenta, pero solo seremos sujetos históricos si sumamos en un todo nuestro esfuerzo en aras de hacer que el mundo avance hacia nuevas y mejores etapas civilizatorias.

Proponemos un Sujeto histórico a partir de las bases que conforman el poder popular: este tiene que ser –en nuestra opinión- una red transversal de relaciones sociales de producción que conecte en un todo orgánico a los consejos comunales, las misiones sociales, las empresas de producción social, las cadenas de distribución de bienes de primera necesidad, los servicios públicos, las milicias y la Fuerza Armada Bolivariana, etc. De esta manera, el sujeto histórico de la revolución bolivariana podría, progresivamente, dar paso a un estado de nuevo tipo, un estado comunitario que se constituiría efectivamente en la herramienta para construir el humanismo socialista bolivariano del siglo XXI, una sociedad cuya meta es la realización plena de los hombres y las mujeres. Una vez que los hombres y las mujeres hayan conquistado el poder popular, derrotando al capitalismo burgués y al burocratismo seudo-revolucionario, serán libres para construir democráticamente su futuro socialista.

De esta forma podemos deducir que el nuevo Sujeto Histórico  se construirá en un proceso dinámico contra-hegemónico mediado por la práctica revolucionaria (formación de las comunas, la economía comunal, de los consejos de trabajadores y su control obrero y los consejos campesinos, de estudiantes, feministas etc.) que al transformar las circunstancias hace que las personas se transformen a sí mismas; hasta el momento en el que del quiebre social con el poder burgués surja la supremacía de lo que a partir de ese momento será en efecto Poder del pueblo.

Otra de las confusiones que existe en torno al Poder Popular como sujeto histórico de la revolución bolivariana, es su reducción a las acciones del pueblo para administrar los recursos que le proporciona alguna institución. Y desde las instituciones se dice “le estamos dando poder al Pueblo”.

El Poder nunca se da, no es algo transferible, lo construye la clase portadora de la revolución. Si los sujetos del cambio son considerados como actores pasivos a la espera de la buena fe de las instituciones establecidas y sus funcionarios no estamos en presencia del poder popular sino de la administración social del estado burgués a través de las instituciones públicas establecidas; el denominado paternalismo de estado o la democracia representativa son un cáncer que atenta en todo momento contra el impulso revolucionario.

El estado Nacional se apropia de los recursos del pueblo; los administra no por medio de un plan social, no subordinado al “poder del pueblo” (por aquello de los ministerios del poder popular), sino por un plan general del gobierno y luego por un plan operativo anual de los funcionarios y de los sectores económicos que los rodean; si los funcionarios son cambiados, las prioridades del plan también; por tanto ni los ministerios, ni el estado, ni la administración de los recursos del mismo son poder popular; son más bien aún con la división liberal de los poderes y la supervisión entre ellos, parte de los procedimientos y la estructura estatal heredada de la burguesía.

La revolución no debe ser comprendida como un acto sobrenatural, un vuelco repentino de una situación, sino un proceso de construcción social prolongado, sucedido por múltiples mediaciones, atravesado por avances y retrocesos, ello indica la necesidad de involucrar al conjunto de la sociedad explotada y no a una minoría, el requerimiento de la concentración inaudita de hegemonía, necesaria para plantear la disputa hacia una reforma intelectual y moral… el poder no es un conjunto de instituciones a tomar, sino una compleja trama de relaciones sociales a modificar radicalmente, por eso la necesidad de construir un contrapoder de las clases subalternas.
Por ello, La idea revolucionaria del poder popular engloba a clases y fracciones de clases relativamente amplias, la misma está ajustada a cada formación económica particular; cada país tiene una estructura económica diferente, por lo tanto el concepto de pueblo será estructuralmente diferente.
El Camarada Fidel Castro en su defensa política La historia me absolverá, definió el siguiente concepto: “entendemos como pueblo... la gran masa irredenta, a la que todos ofrecen y a la que todos engañan y traicionan, la que anhela una patria mejor… “

Si nos orientamos con la descripción de Fidel, veremos que en el conjunto del Poder Popular entran fracciones del proletariado obrero y no obrero y clases no proletarias; consideramos que el Poder Popular se relaciona con la posibilidad de las clases oprimidas en desarrollar por sus propios medios: formas políticas, sociales, económicas y culturales; el poder popular disputa la capacidad de la clase dominante por mantener su hegemonía sobre la sociedad.


¿PORQUE PLANTEAMOS AL PODER POPULAR COMO SUJETO HISTÓRICO EN LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA?

En Venezuela y de acuerdo a datos del anuario estadístico de la CEPAL la distribución de la población de acuerdo a los sectores por actividad económica es la siguiente:

De acuerdo a la estructura ocupacional; %

Obreros no agrícolas, conductores; 30,2 %

Trabajadores de servicios, 19,3%

Comerciantes y vendedores, 18,1%

Profesionales, técnicos y asimilados, 12,5%

Trabajadores agrícolas, 8,6 %

Personales administrativos y trabajadores asimilados, 7,2 %

Directores y Funcionarios públicos superiores, 3,8 %

De acuerdo con los últimos datos disponibles suministrados por el Instituto Nacional de Estadística (INE):

En Venezuela existen 13.005.919 de personas con empleo, equivalente a 92,8% de la fuerza laboral del país.

Este total de trabajadores se divide por género de la siguiente manera: Por género

Hombres: 7.917.546  (60,78%)
Mujeres:  5.088.373 (39,12%)

En total 3.163.588 de mujeres están dedicadas a los trabajos del hogar.

¿Para quienes trabajan?

La mayor parte de los trabajadores (79,9%) labora en empresas privadas (no sindicalizadas) mientras el restante (20,1%) lo hace en la administración pública.
Del total de trabajadores, 61% lo hace en el sector formal y 39% en el sector informal (que incluye empresas con hasta cinco empleados y trabajadores por cuenta propia).
Ahora en el sector privado es donde el INE especifica mejor las funciones o características de los trabajadores, que está distribuida de la siguiente manera:

Empleados y obreros: 40,3%

Trabajadores por cuenta propia: 34,7%

Patronos y empleadores: 2,8%

Miembros de cooperativas: 1,6%

Así mismo, la estructura de la población puede analizarse a partir de las siguientes categorías): Empleadores (4,2 %), Asalariados (60,2 %), auto-empleo o por cuenta propia (34,7 %), Servicio doméstico (no registrado), Otras categorías (1,8 %). Tasa de desempleo (7,3 %). Distribución del ingreso: 20 % más rico concentra (48,9 % del ingreso), 20% más pobre concentra (5,1 % del ingreso).

Como lo demuestran las cifras, bajo las circunstancias particulares de la formación económica social (FES) de Venezuela, donde el desarrollo capitalista se da por fuerza del imperialismo y su división internacional del trabajo. Ocasiona el predominio del rentismo, de los capitales importadores, comerciantes y financistas y por ende de una caótica estructura ocupacional e incipiente desarrollo de las fuerzas productivas, analizamos lo siguiente:

     a) Solo la clase obrera industrial no es suficiente para iniciar la construcción de la hegemonía socialista.
     b)  La necesidad de que la formación de la visión revolucionaria para incorporar las demandas de los más extensos grupos explotados: la mujer, de los estudiantes, de los consejos comunales, de los profesionales (trabajadores calificados), entre otros, extendiendo el mismo al Poder Popular.
      c)   Sin un pensamiento crítico-revolucionario construido y compartido desde y hacia las prácticas transformadoras por todos/as los actores-sujetos que hacen contra hegemonía anti sistémica al capitalismo es imposible crear conciencia revolucionaria, autoconciencia; sin lo cual, no puede existir sujeto emancipatorio.

En este sentido el tratamiento teórico de la problemática del sujeto histórico en relación a los procesos revolucionarios, con vocación y contenidos anticapitalistas, que se están desarrollando en nuestro país ha tenido mucho que ver con el surgimiento de una nueva generación de movimientos sociales y populares que incluye a la clase proletaria nosotros lo concebimos a este todo como “Poder Popular”.

Siguiendo este planteamiento, el sujeto histórico, se ha diseminado en muchos sujetos diversos y distintos, consideramos que en el mejor de los casos se debe hablar de un nuevo sujeto histórico, pero esto puede engendrar también peligros, en tanto no quede claro su relación con el viejo sujeto histórico, puesto que se le sustrae completamente su contenido de clase, la importante participación del sector obrero y campesino, en su actual dimensión y por si fuera poco, negar o minimizan su articulación con la política y los partidos revolucionarios.

Es evidente que la idea de que el Poder Popular invoca la apelación al sujeto histórico porque afloran sensibilidades que estaban subsumidas, reactivando en sus luchas, factores subjetivos y organizativos con un alto contenido de creatividad. El sujeto histórico hoy es reconstructivo de todo el bloque popular liberador frente a la dominación del capital, hoy transnacional y globalizado. Su conformación no ha de basarse en innecesarias hegemonías y jerarquías que puedan obstaculizar el imprescindible grado de articulación que se viene dando dentro de la unidad diversa y la pluralidad de prácticas alternativas, impulsadas por diferentes sujetos. Tampoco puede ser expresión de anarquía, por lo que estará caracterizado por formas más flexibles de organización, relacionamientos y conducción política, así como por la creación de subjetividades que respondan a esos objetivos. 

La diversidad de los actuales sujetos de cambio, su pluralidad y heterogeneidad, es un factor indiscutible que debe estar presente en cualquier análisis acerca del sujeto histórico. Lo que se está dando es una composición compleja de sujetos-actores, producidos desde la praxis de los nuevos patrones de interacción social que potencian su formación; pero solo en determinadas condiciones de reagrupamiento dinámico de las fuerzas sociales emancipadoras, a través de un tejido social articulador, en el que juegan un papel importante las subjetividades ideopolíticas se podría dar pasos firmes en la recomposición del sujeto histórico.

La articulación de la que estamos hablando entraña un redimensionamiento de la perspectiva emancipatoria, que avanza hacia un espectro integrativo de las demandas de todos los sujetos participantes en ella, libre de viejas prioridades que excluyan, relegan o subordinen determinadas exigencias de los diversos grupos oprimidos por el poder capitalista. A partir de todos estos elementos se puede advertir que la formación y fisonomía del sujeto histórico se está transformando y a la vez recomponiendo, son dos procesos estrechamente relacionados. La presencia de una gran cantidad de movimientos sociales, organizados sobre una diversidad de intereses ha ampliado el espacio articulador de las clases, en torno al cual se conformaba el sujeto histórico.  

Desde CORRIENTES REVOLUCIONARIAS VENEZOLANAS  (C.R.V)  consideramos que hoy  estamos asistiendo a un proceso de reconstrucción y también de reformulación del sujeto histórico, el cual en sus prácticas liberadoras está confirmando también la validez de las ideas fundacionales del marxismo al respecto, contextualizadas e incluso corregidas y enriquecidas con nuevas vertientes del pensamiento social crítico revolucionario. El hecho de que el sujeto histórico pueda convertirse en una realidad determinada depende de diversos factores, actuantes por el momento a su favor y no dependen de un acto de creación ni de algo preestablecido de antemano. El nivel de socialización y la práctica de solidaridades entre los diversos componentes de este posible sujeto histórico tienen alcances y dimensiones completamente nuevas.

Para sugerir la nueva propuesta emancipatoria, es fundamental saber quiénes componen el actual sujeto histórico de cambio, habida cuenta de que consideramos que sería un error insistir en que el sujeto histórico de cambio es el proletariado industrial (o es tal o cual actor social) por sí solo. La pluralidad exhibida dentro del Poder Popular no merece ser sancionada, sino que hay que darle una fundamentación integral y convincente desde el pensamiento crítico revolucionario. No es aconsejable entonces intentar modelar o esquematizar una composición de actores-sujetos que forman o formarán el sujeto histórico en Venezuela y América Latina. A lo más que podemos llegar es a delimitar campos amplios de relaciones en que se identifican y articulan una gran diversidad de actores-sujetos que se complementan en sus prácticas sistemáticas de enfrentamiento al sistema de dominación del capitalismo. 

En CORRIENTES REVOLUCIONARIAS VENEZOLANAS (C.R.V) consideramos que no hay un sujeto constituido de una vez y para siempre, sino que hay sujetos heterogéneos múltiples, además están en auto transformación permanente. Los sujetos no tienen ahora una adscripción estructural fija y tampoco una identidad fija y permanente a lo largo del tiempo. 

En primer lugar: ningún sujeto preexiste a la lucha. Los sujetos se construyen en la lucha, llámese movimiento social, movimiento indígena, movimiento urbano o movimiento obrero. Todo sujeto existe en el momento en que se enuncia y actúa colectivamente en la lucha. Los sujetos no existen puestos así en la sociedad y luego se lanzan a la lucha. Cuando la gente lucha se va constituyendo el sujeto. No hay sujeto histórico que no exista en la lucha para dominar y para explotarte o para resistir o para construir autonomía. Todo sujeto es un producto de la lucha, no antes. 

En segundo lugar: todo sujeto es una doble composición objetiva y subjetiva. En el sujeto hay fuerza, ímpetu, poderío para autoafirmarse y transformar las circunstancias que han hecho a las personas. Pero simultáneamente el sujeto es también un producto de esa objetividad en la que vive, el mundo que lo rodea.

A partir de estas hipótesis teórico que elevamos para el debate  podemos asumir que el sujeto histórico es expresión de una articulación históricamente determinada y constitutiva de sujetos sociales, políticos y culturales específicos que, en contraposición al estado actual y futuro previsible del desarrollo del sistema de dominación imperante, logra organizar sus luchas en función del proyecto histórico, consensuado por la compleja combinación de intereses y visiones diversas que dan sentido a su propia articulación, en la producción de cambios sustantivos que transformen el curso de la historia en una dirección emancipatoria anticapitalista. Hay por lo tanto, en la definición del sujeto histórico actual, tres dimensiones interrelacionadas entre sí, a saber:

·     Que se sitúa en el campo político-ideológico y social contrario y alternativo al sistema capitalista de dominación;
·          
     Que es portador de un propósito estratégico de cambio social; y por lo tanto de un proyecto de nueva sociedad.
·         Que su composición dinámica de sujetos-actores social-política y cultural es diversa.

Por eso, teóricamente, “la definición del sujeto histórico solo es posible en función del cambio social, es decir, del cambio de las estructuras de dominación.  En el contexto del actual estadio de desarrollo de la sociedad contemporánea, el sujeto histórico se define y se moviliza social y políticamente, en función de su postura cultural, política e ideológica contraria al sistema capitalista de dominación y en cuanto actor protagonista del cambio social y portador de un proyecto de transformaciones que apunta hacia una nueva sociedad.

El sujeto histórico, además está conformado por un vasto campo transversal de organizaciones, actores políticos, sociales y culturales; así como redes de pensamiento-información-acción que se definen por su oposición al sistema capitalista de dominación y por ser portadores de proyectos históricos de transformación de este esquema de dominación. De esta manera, la noción de sujeto histórico tiene que partir también de considerarlo como algo no homogéneo, de composición movible. No se trata de una realidad pre constituida, ni proyectada desde una visión omnicomprensiva de la historia.

Marx logró identificar un sujeto real histórico, sobre un eje esencial, emergente a primer plano en la época del capitalismo pre monopolista: las clases sociales y dentro de ellas, el proletariado. Pero, el hecho de que él destacara como lo más importante a las clases, no significaba que no tuviera en cuenta el resto de los componentes y estructuras sociales; Marx nunca simplificó el sujeto histórico a una clase social, de ello es testigo el conjunto de su obra y su acción; solo se encargó de demostrar con argumentos muy sólidos que el proletariado y en especial la clase obrera industrial constituía, para la sociedad capitalista que él conoció y estudió, el núcleo central o la fuerza aglutinadora y dinamizadora del resto de los componentes del sujeto histórico.

Nuestro planteamiento se corresponde con el despertar revolucionario en Venezuela y  América Latina, donde se está produciendo un proceso de reconstitución del sujeto histórico, de una manera muy peculiar, como resultado de procesos articuladores diversos y complejos entre el movimiento social y el movimiento político. Aunque tendencialmente se esté dando este fenómeno, no se puede asegurar totalmente su destino victorioso, puesto que ello depende de múltiples factores que se van entretejiendo en el accionar práctico del movimiento popular. Esta articulación entraña un redimensionamiento de la perspectiva emancipatoria, que avanza hacia un espectro integrativo de las demandas de todos los sujetos participantes en ella, libre de viejas prioridades que excluyan, relegan o subordinan determinadas exigencias de los diversos grupos oprimidos. Si esto no se logra a corto y mediano plazo reconstituir el sujeto histórico, se convierte en imposible pasar de las resistencias (etapa a la que estamos) a la ofensiva triunfante, frente al sistema de dominación neoliberal, impuesto por el capitalismo global. 

Por la dirección Nacional de